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La expansión económica
Desde mediados del siglo XIX hasta
la Primera Guerra Mundial la economía argentina creció en forma
sostenida, a un ritmo que se aceleró a partir de la década de 1880.
El período 1880-1914 fue la etapa de mayor crecimiento económico del
país. "Las tendencias que ya se visualizaban con anterioridad a 1880
terminaron por generar un crecimiento irregular pero vigoroso,
orientado hacia las exportaciones, de un dinamismo inusual aún en
aquellos años en los que muchas de las regiones periféricas del
mundo asistían a procesos en los que las exportaciones constituían
el motor del crecimiento. Ya sea que se compare el crecimiento
experimentado por Argentina con su propia evolución anterior o
posterior, o con lo que estaba sucediendo en el resto del mundo
durante el período 1880-1913, puede calificárselo, sin lugar a
dudas, de extraordinario" (Díaz Alejandro, 1980, p.370). Entre 1880
y 1913 el producto bruto per cápita se más que duplicó. La población
total se cuadruplicó, elevándose de menos de dos millones de
habitantes a comienzos de la década de 1870 a más de ocho millones
en 1914. Las tasas de crecimiento anual entre 1880 y 1914 fueron del
3.4% para la población y de entre 2 y 2.5 para el PBI.
La base de este crecimiento estuvo constituida por una serie de
factores, entre los que se destacan la expansión acelerada de la
producción agropecuaria, el crecimiento de las exportaciones, la
modernización del sistema de transportes -en particular gracias a la
construcción de los ferrocarriles y el crecimiento de la población.
Estos cambios afectaron la configuración del espacio y se tradujeron
en la formación de un mercado nacional, y en el desarrollo de una
incipiente industria vinculada a la ganadería y al agro.
Al mismo tiempo, la Argentina se fue incorporando a un mercado
mundial crecientemente integrado como país exportador de productos
agropecuarios.
Desde la década de 1820 tuvo lugar un primer proceso de
modernización y diversificación de la producción agropecuaria,
gracias a la introducción y difusión de la cría del ovino, proceso
que se aceleró desde la década de 1840. Para 1851 la lana constituía
más del 10% de las exportaciones totales del país, y el stock de
ovejas alcanzaba a 14 millones de cabezas (hacia 1810 el número de
ovejas era de entre 2 y 3 millones). La expansión del ovino continuó
en la década de 1860, produciéndose una verdadera "fiebre del
lanar". Para 1865 la lana se había convertido en el principal
producto de exportación de la Provincia de Buenos Aires y también
del país. En los años setenta el sector siguió en crecimiento,
aunque expuesto a los altibajos que derivaban tanto de las
condiciones del mercado internacional como de los problemas locales
que afectaban a la cría y a la exportación (H.Sábato, 1989, 42-43).
Hasta fin de siglo la lana siguió siendo el principal producto de
exportación del país, pero la cría de ovinos fue declinando
paulatinamente desde la década de 1880. Al mismo tiempo, las
variedades destinadas a la producción de lana -como el merino- se
fueron desplazando desde la provincia de Buenos Aires hacia el sur,
reemplazadas por nuevas razas, que servían también para el
abastecimiento de carne a la naciente industria frigorífica.
Pero además, para fines de la década de 1880 ya estaba madurando
otro proceso, que cambió radicalmente el uso del suelo en la pampa
húmeda. El vacuno, destinado a los frigoríficos, fue reemplazando al
ovino. Al mismo tiempo, se produjo una fuerte expansión de la
agricultura, gracias a la incorporación de nuevas tierras
"Hacia mediados los años 1876-79, la superficie que estaba en
explotación en la zona pampeana argentina alcanzaba a 54,6 millones
de hectáreas. Entre esos años y el final de la década de 1880, esa
superficie llegaba a 83,8 millones de hectáreas. En una década se
habían agregado unos 30 millones de hectáreas, alcanzando la
superficie explotable en la Pampa Húmeda sus dimensiones actuales.
(...) " (R. Cortés Conde, 1980, p.377). En los años ochenta la
incorporación de tierras se debió sobre todo a la campaña del
desierto.
El crecimiento de la oferta de tierras permitió en primer lugar una
gran expansión de la ganadería vacuna, sobre todo en la provincia de
Buenos Aires. A partir de la extensión del ferrocarril, comenzó la
expansión de la agricultura, que se aceleró en la década de 1890. En
una primera etapa la provincia de Santa Fe lideró este proceso,
seguida por la de Buenos Aires, pero hacia 1914 la producción
cerealera de Buenos Aires superaba ampliamente a la de Santa Fe.
El aumento de la producción agrícola, especialmente en el caso del
trigo, se tradujo en un fuerte incremento de las exportaciones, que
pasaron de 328.000 toneladas en 1890 a 1.900.000 en 1900.
También fueron incrementándose las exportaciones de carne congelada,
gracias a la expansión de la actividad frigorífica y a la
mestización del ganado.
Si bien la primera línea ferroviaria comenzó a construirse en 1857,
el aumento de las millas construidas fue lento hasta la década de
1880. En 1880 la longitud total de las líneas ferroviarias era de
1563 millas. Para 1890 de casi 6000, y para 1914 de más de 21.000.
Las etapas de mayor expansión fueron los años ochenta y la década
previa a la primera guerra mundial. Para entonces todas las líneas
troncales estaban trazadas, y de allí en más el crecimiento fue muy
lento.
La construcción de los ferrocarriles fue un elemento clave en la
consolidación de la actividad agroexportadora, ya que posibilitó la
colonización y explotación comercial de la pampa. El desarrollo
agrícola no hubiera sido posible sin ferrocarril, ya que no existían
vías alternativas que permitieran el transporte desde las zonas de
producción.
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