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La inmigración en el proyecto de organización nacional
La Argentina fue uno de los países del
Nuevo Mundo que más inmigrantes recibió en el período de emigración de
masas. Si bien en términos absolutos la cantidad de inmigrantes que se
instalaron en el país entre 1880 y 1930 fue inferior a la de los que se
dirigieron a los Estados Unidos, la Argentina fue el país que tuvo la
mayor proporción de extranjeros con relación a su población total. De
acuerdo a los datos del censo de 1914, una tercera parte de los
habitantes del país estaba compuesta por extranjeros.
¿Por qué tantos inmigrantes decidieron instalarse en nuestro país? ¿Qué
ofrecía la Argentina como factores de atracción durante la época de las
migraciones masivas?.
Hay que considerar que desde las últimas décadas del siglo pasado el
país ingresó en una etapa de expansión económica sin precedentes,
acompañada por un proceso de pacificación política y de consolidación de
las instituciones.
Todo ello favoreció la llegada de inmigrantes, y convirtió a la
Argentina en uno de los destinos privilegiados.
La organización política e institucional y la modernización económica y
social fueron los pilares en los que se asentó el proceso de
transformación. En este marco, la inmigración fue el resultado "de un
esfuerzo consciente de parte de las élites que dirigieron la
organización del país para sustituir su vieja estructura, heredada de la
sociedad colonial, con una estructura social inspirada en los países más
avanzados de occidente" (G.Germani, 1965, p.180)
El propósito principal y explícito no era solamente el de "poblar el
desierto", sino también el de modificar sustancialmente la composición
de su población, sumando a la población nativa la de inmigrantes
europeos, que debían transmitir sus valores al conjunto de los
habitantes del país.
Estas ideas aparecieron ya explicitadas en la "Bases y puntos de partida
para la Organización Política de la República Argentina", de Juan
Bautista Alberdi, cuya primera edición fue publicada en mayo de 1852, a
pocos meses de la derrota de Rosas en Caseros. Alberdi veía a la
inmigración como "un medio de progreso y de cultura para América del
Sur" (Bases, ed.Jackson, 1953, p.77).
Para Alberdi, la Argentina debía recibir, a través de los inmigrantes,
"el espíritu vivificante de la civilización europea". (Bases, p.77).
Ellos introducirían hábitos de orden y de buena educación, hábitos de
industria y de laboriosidad, y los transmitirían al conjunto de la
población del país. Alberdi veía en la inmigración una de las claves
para el desarrollo de la Argentina, ya que los habitantes de los países
más industrializados, es decir los de Europa del Norte, al radicarse en
nuestro país harían posible que éste se transformara y se convirtiera en
una nación avanzada. Alberdi creía en lo que él designaba como "la
educación de las cosas", que consistía en educar con el ejemplo y con la
enseñanza de habilidades concretas, más que con la enseñanza humanística
y formal.
Para fomentar la inmigración, Alberdi proponía una serie de medidas
concretas. Por un parte, firmar tratados con países extranjeros que
garantizaran los derechos de propiedad, de libertad civil, de seguridad,
de adquisición y de tránsito. Veía a los tratados de amistad y comercio
como "el medio honorable de colocar la civilización sudamericana bajo el
protectorado de la civilización del mundo" (Bases, p.80). En segundo
término, el gobierno debería fomentar la inmigración espontánea,
otorgando a los inmigrantes "franquicias que les haganO Occi olvidar su
condicíon de extranjeros" (p.82), siguiendo el modelo de los Estados
Unidos. En tercer lugar, sostenía que la tolerancia religiosa era un
elemento clave: y presentaba para América española un "dilema fatal: o
católica exclusivamente y despoblada; o poblada y próspera, y tolerante
en materia de religión" (p.83). Excluir a los no católicos,
principalmente los protestantes, era para Alberdi excluir a los
pobladores que más necesita este continente.
La atracción de inmigrantes y su distribución a lo largo de todo el
territorio nacional sólo serían posibles contando con un adecuado
sistema de transportes. El ferrocarril, la libre navegación de los ríos
y la supresión de las aduanas interiores eran vistos por Alberdi como
condiciones para que la acción civilizadora de Europa penetrara en el
interior de nuestro continente (pp.86-97).
Sostenía también que la legislación civil y comercial debía facilitar la
radicación de extranjeros, para lo cual era necesaria una reforma de las
leyes para adecuarlas a la nueva constitución.
Las "Bases" fue uno de los textos en los que se inspiró la Constitución
de 1853, que en su artículo 25 establece que "El gobierno Federal
fomentará la inmigración europea y no podrá restringir, limitar ni
gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los
extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las
industrias e introducir y enseñar las ciencias y las artes". Otros
artículos garantizan los derechos civiles de todos los habitantes de la
Confederación (art.14), el derecho de propiedad (art.17), la seguridad
jurídica (art.18). El artículo 20 establece que "Los extranjeros gozan
en el territorio de la Confederación de todos los derechos civiles del
ciudadano; pueden ejercer su industria, comercio y profesión; poseer
bienes raíces, comprarlos y enajenarlos; navegar los ríos y costas;
ejercer libremente su culto; testar y casarse conforme a las leyes. No
están obligados a admitir la ciudadanía, ni a pagar contribuciones
forzosas extraordinarias."
Si bien tanto el gobierno de la Confederación como el de la Provincia de
Buenos Aires tomaron diversas medidas para fomentar la inmigración,
recién en 1876, durante la presidencia de Avellaneda, se promulgó la ley
nº 817, de "inmigración y colonización", sancionada el 19 de octubre de
dicho año.
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